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UNA AMENAZA A TENER EN CUENTA
El género de bacterias denominado Legionella representa una amenaza continua en todas las sociedades modernas.
Se trata de un microorganismo capaz de propagarse por los depósitos y conductos de agua, tanto de viviendas particulares como por los sistemas de saneamiento colectivos (agua caliente y fría), pasando por la industria, instalaciones deportivas o fuentes ornamentales. En definitiva, cualquier lugar donde exista agua líquida.
Es por eso que en España el Real Decreto 865/2003 establece los criterios higiénico-sanitarios para la prevención y control de la legionelosis. El cumplimiento de esta ley es obligatorio para todas las instalaciones afectadas, debido a las graves consecuencias que podría tener para la sociedad la generalización de esta enfermedad.
Las colonias de Legionella son capaces de crecer en aguas que permanecen entre 20°C y 45°C, siendo necesario aumentar la temperatura por encima de los 70°C (o usar otro tipo de tratamientos) para eliminarlas.
Una vez se extiende por la masa de agua, solo debe esperar el momento en que se produzca la aerosolización. Es decir, que el agua se convierta por algún motivo en pequeñas gotas que, de esa manera, lleguen a nuestro sistema respiratorio.
Es un proceso más frecuente de lo que se suele pensar, y ocurre cuando nos duchamos y lavamos la cara. Pero también cuándo una fuente ornamental produce salpicaduras y cuando en la industria se utiliza el agua para refrigerar elementos o procesos, creándose, junto con el vapor, aerosoles que pueden ir cargados de Legionella.
En el caso de estos dos últimos ejemplos, es decir, la fuente ornamental y la torre de refrigeración, la amenaza se extiende a cualquier persona que transite cerca de estas instalaciones.
Una vez llega al huésped, generalmente por la nariz, los bacilos se instalarán y empezarán a colonizar el sistema respiratorio, lo cual podrá derivar en dos cuadros clínicos: la fiebre de Pontiac, o la Neumonía por Legionella, también denominada enfermedad del legionario y cuya letalidad fluctúa entre el 15% y el 30%.
INSTALACIONES Y FACTORES DEL AGUA
Teniendo en cuenta los factores ya mencionados y que pueden convertir una instalación en un foco de Legionella, la ley hace la siguiente lista:
- INSTALACIONES CON MAYOR PROBABILIDAD DE PROLIFERACIÓN Y DISPERSIÓN DE LEGIONELLA: torres de refrigeración; sistemas de agua caliente sanitaria con circuito de retorno; sistemas de agua climatizada (“jacuzzis”) y centrales humidificadoras.
- INSTALACIONES CON MENOR PROBABILIDAD DE PROLIFERACIÓN Y DISPERSIÓN DE LEGIONELLA: Sistemas de agua fría de consumo y de agua caliente sin circuito de retorno; equipos de enfriamiento evaporativo; humectadores; fuentes ornamentales; sistemas de riego por aspersión en medio urbano; sistemas de agua contra incendios; elementos de refrigeración por aerosolización al aire libre y otros aparatos que acumulen agua y produzcan aerosoles.
- INSTALACIONES DE RIESGO EN TERAPIA RESPIRATORIA: Equipos de terapia respiratoria; respiradores; nebulizadores y otros.
La calidad del agua también influye significativamente en el riesgo de proliferación de estas bacterias. Por eso, a parte de la temperatura del agua, también se analizan otros aspectos físico-químicos, como son: las sales y gases disueltos, el pH, la alcalinidad, la conductividad, la turbidez, el residuo seco y la dureza.
Toda esta información analizada en los laboratorios nos sirve para evaluar el riesgo de proliferación de Legionella. De hecho, existen dos herramientas matemáticas que nos sirven para cuantificar la capacidad incrustante del agua a partir de los datos anteriores, lo cual será crucial para nuestro propósito: el Índice de Langelier y el Índice de Ryzmar.
Por último, se tiene que tener en cuenta el estado de las instalaciones y, por tanto, la manera como fluye el agua por ellas. Se trata de las sedimentaciones, las incrustaciones, la corrosión y el desarrollo de otros microorganismos a parte del que nos ocupa.
ÁMBITO LEGISLATIVO
En España, la ley más importante para la prevención y control de legionelosis es el Real Decreto 865/2003. Pero también existen de manera complementaria (y en ocasiones solapada y contradictoria) otros Reales Decretos como son el 140/2003, sobre la calidad del agua de consumo humano; el RD 902/2018, que modifica el anterior; y el 742/2013 en materia de piscinas. Asimismo, cabe destacar el conjunto de normas UNE, como son: la UNE 100030:2017; la UNE ISO 17025:2017 y la UNE ISO 11731:2017.
De toda la legislación mencionada cabe destacar el art. 4 del RD 865/2003, que declara a los titulares de las instalaciones responsables del cumplimiento de los dispuesto en este Real Decreto, es decir: el mantenimiento periódico, el control de la calidad microbiológica… Y la contratación de un servicio externo no exime a la persona titular de la instalación de su responsabilidad.
LIMPIAR Y DESINFECTAR
Entrando ya en materia materia, pero antes de especificar cada instalación, cabe reseñar los dos pasos más importantes en que consistirá nuestro tratamiento:
Primero, LIMPIAR de manera eficaz la suciedad que pueda estar presente en la instalación en forma de materia orgánica (algas, hojas, insectos…), sedimentos, incrustaciones etc.
Y después DESINFECTAR. Es decir, eliminar única y específicamente los organismos nocivos. No se produce una esterilización ya que no hay una eliminación de todos los organismos presentes en la instalación.
Estos tratamientos de limpieza y desinfección pueden conllevar la utilización de distintos productos químicos, como desinfectantes, neutralizantes, biodispersantes, anticorrosivos… Por ello hay que tener en cuenta que:
- Todas las sustancias empleadas para el tratamiento de agua de consumo humano han de estar sujetas al RD 902/2018, sobre sustancias para el tratamiento para el tratamiento del agua destinada a la producción de agua de consumo humano.
- Todos los productos químicos utilizados cumplirán los requisitos recogidos en el Reglamento (UE) nº 1272/2018 del Parlamento Europeo.
- Deben ser compatibles entre sí, para evitar por un lado reacciones peligrosas entre productos o bien que alguno neutralice la acción de otro.
- Deben tener una baja peligrosidad. Siempre que sea posible, a igualdad de efectividad, se elegirá aquel que genere un menor riesgo a las personas trabajadoras, usuarias e instalaciones.
- Baja carga contaminante en las aguas residuales a generar. Hay que tener en cuenta los problemas que nos pueden aparecer cuando tengamos que deshacernos de aguas cargadas de productos.
- La realización de los tratamientos conlleva el tener que eliminar de la instalación agua que contenga productos químicos (Decreto 109/2015). Si los vertidos superan los límites marcados deberán neutralizarse, o bien contratar una empresa gestora de residuos para que recoja el efluente.
Por todo lo anterior, se hace necesario disponer de la FICHA TÉCNICA Y LA FICHA DE DATOS DE SEGURIDAD (FDS) de los productos, que nos darán la información necesaria antes de adquirir y usar los productos.
Además, todos los productos biocidas utilizados deben estar inscritos en el Registro Oficial de Biocidas de la Dirección General de Salud Pública. En el caso de la lejía (hipoclorito alcalino de 35 a 100 g/l de cloro activo) actualmente están exentos de este requisito, pero ha de cumplir el otro reglamento, marcado en el RD 3360/1983.
Lo cual nos acerca a nuestro objetivo: ¿Cómo saber mediante el número de registro que una substancia es válida para el tratamiento contra la Legionella? El número tiene la siguiente estructura: XX-YY-ZZZZZ. Pues bien, tan fácil como mirar si YY es 20 (bactericida) o bien 100 (desinfectante específico contra Legionella).
Los productos de desinfección químicos más importantes están basados en el poder oxidante del cloro y sus derivados (como la lejía), así como de otros elementos como el bromo o yodo. Es conveniente usarlos junto con biodispersantes para mejorar su efecto.
Otros sistemas químicos son: el cloro gas, el dióxido de cloro, las monocloraminas, los hipocloritos sódicos (líquidos) y cálcicos (sólidos), la bromación y los biocidas no oxidantes.
Por otra parte, existen otros sistemas de desinfección, basados en la acción física o físico-química. Los más usados son los siguientes:
- Equipos de filtración. Son filtros capaces de retener nuestra bacteria. Se instalan en puntos finales de suministro de la red de agua como método complementario, ya que son compatibles con las altas temperaturas y la cloración. Tienen una vida limitada.
- Radiación ultravioleta (UV). Funcionan mejor en sistemas nuevos que no tengan biocapas ya formadas. Al contrario que otros sistemas, su efecto está limitado tanto en el espacio (al que llega la luz de la bombilla) como en el tiempo. Por otra parte, es un sistema fácil de instalar en acumuladores y sin posibilidad de efectos adversos.
- Aumento de temperatura. Se utilizan en sistemas de agua caliente sanitaria y están basados en mantener la temperatura por encima de 70°C. Se requiere identificar previamente tramos muertos, preferiblemente en los que no exista biocapa.
- Unidades de ionización cobre-plata. Es decir, cámaras donde dos electrodos generan una reacción electroquímica. Está condicionada por las características del agua.
- Ozonización. Se trata de aprovechar el alto carácter oxidante del ozono, que por otra parte puede deteriorar las tuberías, y en agua caliente se descompone rápidamente.
La elección del mejor sistema de desinfección es crucial, obligándonos a tener en cuenta las características del agua, de las instalaciones, del cliente, de la legislación, de la instalación y del mantenimiento.
TORRES DE REFRIGERACIÓN Y CONDENSADORES EVAPORATIVOS
Los sistemas de climatización y algunos sistemas industriales utilizan agua para transferir hacia el exterior el exceso de calor que generan en sus procesos. Desechar toda el agua una vez calentada supondría grandes pérdidas económicas, aparte de la desestimación de un recurso muy apreciado. Por eso, el agua se recicla en su mayor parte, debiéndose enfriar en las denominadas torres de refrigeración.
A grandes rasgos, estas instalaciones suelen funcionar de la siguiente manera: A la parte alta de la torre entrará agua caliente, y una vez allí se pulveriza, cayendo en forma de pequeñas gotas hasta el fondo de la torre. Durante esta caída, las gotas se cruzarán con una corriente de aire que hace el camino inverso, entrando desde la parte baja de la torre y siendo desalojado por una ventana en la parte alta. Es en ese encuentro donde se produce el intercambio de calor, debiendo llegar el agua al fondo de la torre a una temperatura significativamente menor de lo que entraron.
Desgraciadamente, en el proceso que se acaba de explicar, la corriente de aire calentado que se desaloja suele arrastrar pequeñas gotas de agua que pueden ser respiradas por personas cercanas. Y esta es la razón por la que, si el agua estuviera contaminada con Legionella, este sería un medio probablemente muy efectivo para su transmisión a gran escala.
Frecuencia mínima de actuaciones de mantenimiento y desinfección |
Revisión |
Limpieza |
Desinfección |
Condensador |
Semestral |
Semestral |
Semestral |
Relleno |
Semestral |
Semestral |
Semestral |
Bandeja |
Mensual |
Mensual |
Mensual |
Separador de gotas |
Anual |
Semestral |
Semestral |
INSTALACIONES DE AGUA FRÍA DE CONSUMO HUMANO
Cuando hablamos de agua fría de consumo humano (AFCH), aludimos al agua suministrada a través de la red pública de abastecimiento. Estos son los requisitos que debe reunir un sistema de AFCH:
- Esta agua no debe superar los 20°C, aislando algunas partes de la instalación si es necesario.
- Si es necesario acumular agua fría, deben instalarse dos depósitos en paralelo, para permitir la limpieza de uno mientras el otro está en servicio.
- El material de los depósitos debe ser capaz de resistir la acción agresiva de los desinfectantes. En el caso del cloro, la concentración máxima está entre 20 y 50 ppm de cloro libre residual.
- Los depósitos de instalaciones interiores deben estar situados por encima del nivel de alcantarillado, tapados y dotados de desagüe.
- El propietario o el gestor de los depósitos vigilará de forma regular la situación de la estructura y realizará la limpieza y desinfección de los mismos.
Periodicidad de la revisión del funcionamiento de la instalación, incluyendo todos sus elementos:
Elemento |
Periodicidad |
Funcionamiento de la instalación (revisión general) |
ANUAL |
Estado de conservación de los depósitos (inspección visual) |
TRIMESTRAL |
Estado de conservación y limpieza de puntos terminales (inspección visual de grifos y duchas) |
MENSUAL |
Filtros y otros equipos de tratamiento del agua (comprobar su funcionamiento) |
MENSUAL |
Purgar las válvulas de drenaje de tuberías |
MENSUAL |
Abrir grifos de instalaciones no utilizadas |
SEMANAL |
Equipos de desinfección del agua |
DIARIO |
SISTEMAS DE AGUA CALIENTE SANITARIA
Estas son las instalaciones que permiten calentar de manera continua masas de agua, almacenarla, y conducirla hasta los puntos terminales. Por tanto, hablamos de calderas u otros sistemas de calentamiento, depósitos de muy diferentes tamaños y materiales, tuberías y demás fontanería, dependiendo de la naturaleza del sector donde queramos utilizar el agua: fábricas, piscinas climatizadas, duchas, cocinas…
Estos son los requisitos que debe reunir un sistema de agua caliente sanitaria (en adelante ACS):
- La temperatura de almacenamiento del ACS no debe ser menor que 60°C, para prevenir la proliferación de la bacteria.
- El sistema de calentamiento debe ser capaz de llevar la temperatura del agua hasta 70°C o más para su desinfección por calor.
- La temperatura de distribución no debe bajar 50°C en el punto más alejado del circuito (o en circuitos de retorno, en el punto de entrada al depósito). Por tanto es fundamental la correcta selección de válvulas termostáticas.
- Los depósitos deben estar fuertemente aislados para evitar el descenso de temperatura.
- Deben estar dotados de una boca de registro para la limpieza interior y de conexión para acoplar válvula de vaciado.
- Los materiales en contacto con el agua deben ser capaces de resistir la acción alternada de la temperatura y los desinfectantes.
- La tubería de acometida de agua a la cabeza difusora y la misma cabeza deben quedar vacías cuando las duchas y grifos no estén en uso.
Periodicidad del funcionamiento de la instalación, incluyendo todos sus elementos:
Elemento |
Periodicidad |
Funcionamiento de la instalación: revisión general de todos los elementos, reparando o sustituyendo los defectuosos |
ANUAL |
Estado de conservación y limpieza de los depósitos |
TRIMESTRAL |
Estado de conservación y limpieza de puntos terminales (grifos y duchas) |
MENSUAL |
Purgar las válvulas de drenaje de las tuberías |
MENSUAL |
Purga del fondo de acumuladores |
SEMANAL |
Apertura de grifos y duchas de instalaciones no utilizadas |
SEMANAL |
Control de temperatura de depósitos acumuladores y muestra de depósitos “centinela” |
DIARIO |
Equipos de tratamiento de agua |
MENSUAL |
OTRAS INSTALACIONES CONTEMPLADAS EN EL ART. 2 DEL R.D. 865/2003
Además de las instalaciones ya vistas en anteriores apartados, también hay que tener en cuenta las siguientes instalaciones:
- Equipos de terapia respiratoria
- Sistemas de Agua Climatizada con agitación constante y recirculación a través de chorros de alta velocidad o la inyección de aire (Jacuzzis)
- Fuentes ornamentales
- Sistemas de Riego por aspersión en medio urbano
- Sistemas de aguas contra incendios
- Conductos de aire acondicionado
- Otros aparatos que acumulen agua y puedan producir aerosoles
Para cada una de estas instalaciones, el Real Decreto 865/2003 marca el correspondiente procedimiento de mantenimiento y tratamiento, así como la prescriptiva actuación en caso de brote.
En general, deben considerarse siempre los siguientes conceptos:
APORTE DE AGUA: Cuando se utiliza agua cuya calidad microbiológica no está garantizada debe establecerse un tratamiento previo de desinfección. La desinfección del agua puede realizarse en un depósito previo para permitir el tiempo de contacto necesario mediante un biocida autorizado o un sistema químico o fisicoquímico.
ACUMULACIÓN DE AGUA: Si existe acumulación de agua, se debe garantizar que esta mantenga su calidad microbiológica hasta su consumo. Si es preciso, se debe establecer un circuito de recirculación con un control automático de la concentración de cloro o cloro/pH.
DISTRIBUCIÓN Y/O RECIRCULACIÓN DEL AGUA: Los materiales constitutivos deben resistir la acción agresiva del agua y del cloro u otro desinfectante utilizado, para evitar la corrosión. Se debe evitar el estancamiento de agua. Se debe disponer de suficientes puntos de purga para vaciar la instalación. Todos los equipos deben ser accesibles para su inspección limpieza desinfección y toma de muestras.
ELEMENTOS DE AEROSOLIZACIÓN:
Si existen elementos de aerosolización, deben ser fácilmente accesibles para su limpieza y mantenimiento, y deben estar aislados del exterior para disminuir la salida de los aerosoles al medio.