

Cuando el tratamiento se realiza directamente en la madera atacada, el objetivo es el mismo: eliminar las termitas que estén dañados la madera y proteger la estructura de futuros ataques. El los dos casos, el tratamiento consiste en perforación mediante un taladro del suelo o paredes (en caso de aplicar el tratamiento alrededor de un edificio), o de la madera afectada.
Las perforaciones se realizan cada 20 cm aproximadamente en la base de las paredes realizando un perímetro alrededor del edificio que se quiera proteger, o bien, si lo que se pretende es proteger una zona al rededor de una vivienda, se excava una zanja que rodee el perímetro de dicha zona y se realicen los perforaciones.
En caso de efectuar el tratamiento de la madera, las perforaciones se realizan directamente en ésta. En cada una de las perforaciones se inyecta en insecticida a presión, que se dispersa en el interior de la estructura y tratando crear una barrera perimetral al rededor de ésta.
Para que el insecticida no salga al exterior después de su aplicación se colocan unos inyectores con una válvula que evita el retroceso del producto inyectado.